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El Equipo

Somos un equipo joven que empezó en el 2011 con muchas ganas de aprender y sobre todo ofrecerle a  Madrid y a los madrileños un deporte distinto a los tradicionales.

En estos meses hemos crecido como equipo y como jugadores, convirtiéndonos en una familia gatuna que usa los platos como discos y los discos como platos. Si quieres divertirte y ser parte de nuestra manada, bienvenido. Ponte en contacto con nosotros y únete a la manada 😼.


Nuestra historia

Primer equipo Disckatus: nuestra-historia

Disckatus es un club de Ultimate de Madrid, el 2º club en antigüedad de dicha ciudad fundándose a principios del otoño de 2011. Su historia está creciendo año a año.Por aquel entonces, durante el verano de 2011, se fue formando un grupo de amig@s que estaba descubriendo el deporte del ultimate. Entrenando y aprendiendo juntos, pero sobretodo formando una familia tanto dentro como fuera del campo. Después de pasar algunos de ellos por el único club de ultimate que existía entonces en Madrid, Quijotes y Dulcineas, se decidió emprender un proyecto propio guiado por Christian, Roger y posteriormente Brian; jugadores con experiencia de Colombia y Venezuela donde este deporte está bastante extendido; y así­ ofrecer una segunda opción a los habitantes y visitantes de Madrid, para aprender y practicar este deporte único.Así­ fue como ese grupo de amigos, gracias a su ilusión y compromiso, crearon Disckatus Ultimate Madrid.

En cuanto al nombre del equipo, hace referencia a varios significados:

 obviamente al elemento de juego, el disco, y

 la palabra Katus, que hace referencia por un lado, al apodo que se les da a los habitantes de la ciudad de Madrid: gatos, y por otro lado a la palabra del latín catus, que significa hábil, astuto, ingenioso», cualidades éstas atribuibles al ágil y gimnasta animal felino que nos representa.

El origen del apodo gato a los habitantes de la ciudad de Madrid data del año 1083, en épocas de la Reconquista. Permitámonos un poco de historia:

Cuenta la leyenda que la villa de Magerit Mayrit (origen de la actual Madrid) poco después de su nacimiento, había sido rodeada por una gran muralla que mandó construir Muhammad I, hijo de Abderraman II, alrededor del año 865. Dada la interesante posición geográfica que poseía, muchos fueron los ataques que recibió pero todos sin éxito hasta el año 1083, cuando el rey de Castilla Alfonso VI decidido a conquistar Toledo, la gran ciudad de la época, situada tan sólo a 60 kilómetros de Magerit, percibió como imprescindible liberar ésta del dominio musulmán para no dejar en la retaguardia ningún bastión del enemigo.

Así, pues, dirigió sus tropas hasta las inmediaciones de la villa y la sitió. Aunque, pronto se dio cuenta de la dificultad de su empresa debido a la altura de las murallas que protegí­an la ciudad. Aún así­, el día anterior a la batalla arengó a sus soldados y les infundió ánimo.

Una vez en su tienda reflexionó sobre el problema y buscó la forma de afrontarlo. Lo que no sabía es que la solución le llegarí­a de la mano de un muchacho que, ansioso por luchar contra los musulmanes, había conseguido burlar a los guardianes e introducirse en el campamento.

Cuando fue llevado ante el Rey, Alfonso VI le preguntó por su nombre. Me llaman Gato, respondía el chico, utilizando el apodo que le habí­a sido dado por su destreza y habilidad a la hora de escalar muros inalcanzables para otros. Entonces el Rey lo vio todo claro.

Así es como a la mañana siguiente Gato se vio escalando uno de los muros de Magerit que, por su altura, había sido dejado prácticamente sin vigilancia, confiados los centinelas musulmanes de la imposibilidad de alcanzar su cima. Poco a poco, el joven fue ganando altura ante la mirada expectante de sus compatriotas, rodeado por un silencio sepulcral, sólo roto por el ruido de una daga con la que iba haciendo los agujeros entre las piedras en los que apoyarse durante la ascensión.

Finalmente se encaramó hasta una torre de vigilancia a la que ató una soga, lanzando el otro extremo hasta el suelo para que los soldados del Rey pudieran trepar y lanzar un ataque sorpresa. La batalla se saldó con una victoria para los cristianos que se hicieron con la villa de Magerit.

El joven, cuyo nombre se ha perdido en el tiempo, fue considerado un héroe y su apodo se extendió a su familia. Con el paso de los años, se convirtió en un apellido de los más ilustres de la ciudad, era sinónimo de valiente y posteriormente se utilizó para identificar a cualquier madrileño que tuviera arrojo. Más tarde se acabó empleando para denominar a cualquiera que hubiese nacido en Madrid.

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